Con la asistencia de importantes líderes internacionales y mandatarios, la ciudad de Awaza, en Turkmenistán, se transformó en el centro de la discusión mundial sobre la igualdad en el progreso económico. La Tercera Conferencia de las Naciones Unidas para Países en Desarrollo sin Litoral comenzó con un mensaje inequívoco: es crucial eliminar los obstáculos estructurales que dejan a estas naciones fuera del avance sostenible y del comercio global.
El encuentro tiene el objetivo de establecer compromisos tangibles que faciliten el progreso hacia un modelo económico mundial más equitativo, en el que la situación geográfica no sea el factor decisivo del futuro de una nación. La reunión también marca el comienzo oficial del Programa de Acción de Awaza, un plan estratégico para los próximos diez años que posiciona a los 32 países en desarrollo sin litoral en el foco principal.
Realidades desiguales en un mundo interconectado
En la actualidad, las naciones en desarrollo que no tienen acceso al mar reúnen a más de 500 millones de individuos en África, Asia, Europa y América Latina. En la región latinoamericana, Bolivia y Paraguay son los países que pertenecen a esta categoría. Aunque su población es considerable, su involucramiento en la economía global es sumamente reducido, contribuyendo solo el 1% al comercio y producción mundial.
El principal obstáculo para estos países es el aislamiento físico respecto de las rutas marítimas, lo que implica altos costos de transporte, dificultades logísticas, trámites aduaneros complejos y una fuerte dependencia de los países vecinos para acceder a mercados internacionales. Este escenario limita su competitividad y desacelera su crecimiento económico.
Además, está aumentando la tensión económica. Los niveles de deuda externa han llegado a un punto crítico, afectando los fondos destinados al progreso social y al desarrollo de infraestructura. Esta circunstancia ha puesto de manifiesto las deficiencias del sistema financiero global, que a menudo establece condiciones limitantes y poco adecuadas a las circunstancias de estos países.
El Programa de Acción de Awaza: una nueva visión de cooperación
Como respuesta a estos retos, el Plan de Acción de Awaza define cuatro pilares estratégicos que buscan fomentar un crecimiento más inclusivo y resistente:
Transformación económica y digital
Invertir en sectores de alto valor añadido, fomentar la innovación interna y mejorar la conectividad digital se destacan como fundamentales para diversificar las economías sin salida al mar. Reducir la brecha tecnológica permitirá a estos países participar más eficazmente en los mercados internacionales y mejorar su competitividad.
Interconexión y comercio regional
La actualización de las infraestructuras de transporte, tales como trenes, rutas y aduanas, se considera crucial para disminuir los costos logísticos y apoyar la integración en las cadenas de valor globales. Asimismo, se propone la importancia de establecer acuerdos comerciales regionales que agilicen el movimiento de bienes y refuercen las relaciones económicas entre naciones vecinas.
Adaptación al cambio climático
La exposición de estas naciones a eventos climáticos extremos demanda una acción conjunta. El Proyecto sugiere aumentar el financiamiento para la adaptación al cambio climático y asegurar el acceso a tecnologías limpias, lo cual facilitaría una transición ecológica justa y sostenible.
Cambio financiero mundial
Reevaluar la situación actual del financiamiento resulta uno de los asuntos más apremiantes. Las oportunidades reducidas para inversiones en el ámbito climático, los costos elevados del crédito y las restricciones para acceder a financiamiento en condiciones favorables han restringido las perspectivas de desarrollo. Se propone una modificación de los mecanismos multilaterales para asegurar justicia económica y equidad en el acceso a los recursos.
Hacia un desarrollo sin fronteras excluyentes
La Conferencia de Awaza constituye un momento esencial para destacar las necesidades de las naciones sin salida al mar, que tradicionalmente han sido omitidas en las decisiones globales. La idea de transformar sus limitaciones geográficas en conexiones cooperativas se establece como una invitación a la acción para gobiernos, entidades internacionales y participantes del sector privado.
El logro de estos países no es solamente un requisito de equidad, sino además una condición necesaria para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Colocarlos en el corazón de la agenda internacional conlleva aceptar que un progreso realmente inclusivo se alcanza únicamente al asegurar oportunidades justas para todas las naciones, sin importar su localización.
Con el Plan de Acción de Awaza implementado, se delineó un sendero hacia un desarrollo inclusivo y sostenido para los países sin acceso al mar. Ahora queda convertir los compromisos en medidas tangibles que superen barreras antiguas y fomenten un sistema global más cooperativo y eficiente.