Francia oficializa la adopción de Linux y software libre frente a Microsoft

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En una decisión que marca un antes y un después en la política tecnológica del país, el gobierno francés ha anunciado que reemplazará progresivamente el uso de software propietario en las instituciones públicas por soluciones basadas en código abierto. Esta transición, que contempla el abandono de plataformas como el sistema operativo de Microsoft, se enmarca dentro de una estrategia nacional para fortalecer la soberanía digital, reducir la dependencia tecnológica del extranjero y promover la transparencia en la administración pública.

La medida ha sido confirmada por representantes del Ministerio de Transformación y Función Pública, quienes detallaron que la adopción de Linux y otras herramientas de software libre se llevará a cabo en varias fases. En la primera etapa, se implementará en organismos gubernamentales, ministerios y oficinas administrativas, con un calendario que contempla su total despliegue en los próximos tres años. Posteriormente, se extenderá a sectores como la educación, la salud y la justicia.

El plan forma parte de una política de transformación digital más amplia, que busca modernizar el aparato estatal francés, mejorar la ciberseguridad, optimizar el gasto público en licencias de software y estimular el ecosistema tecnológico local. Con esta decisión, Francia se suma a otros países europeos que en los últimos años han adoptado el software libre como alternativa estratégica, entre ellos Alemania, España y los Países Bajos.

Una de las razones fundamentales detrás de la modificación es el interés en fortalecer la independencia digital del Estado respecto a grandes multinacionales tecnológicas de otros países. De acuerdo con las autoridades, el empleo de software propietario implica peligros relacionados con la dependencia tecnológica, la carencia de acceso al código fuente y posibles fallas en la seguridad informática. El modelo renovado brindará al gobierno un mayor dominio sobre sus sistemas, posibilitará efectuar auditorías internas y permitirá adaptar las plataformas a sus requerimientos particulares.

Además, el uso de software libre fomenta la innovación local y reduce significativamente los costos operativos. El gasto en licencias, actualizaciones y soporte técnico disminuirá de manera sustancial, permitiendo destinar esos recursos a otras áreas prioritarias. También se espera que esta medida dinamice el sector tecnológico francés, abriendo nuevas oportunidades para desarrolladores, empresas de servicios informáticos y comunidades de código abierto.

El gobierno ha iniciado ya capacitaciones internas dirigidas a funcionarios públicos, con el objetivo de facilitar la migración de los sistemas actuales hacia nuevas plataformas basadas en Linux. Estas sesiones incluyen el manejo de entornos de escritorio alternativos, suites ofimáticas de código abierto, navegadores web seguros y aplicaciones administrativas personalizadas. Se ha enfatizado que la transición será gradual y que se prestará asistencia técnica continua para asegurar la adaptación del personal y el buen funcionamiento de los servicios.

Asimismo, se contempla la creación de un repositorio nacional de software público, donde se concentrarán todas las herramientas desarrolladas o adaptadas por el Estado bajo licencias abiertas. Esto permitirá compartir soluciones entre distintas dependencias, mejorar la interoperabilidad y fortalecer una cultura colaborativa en el desarrollo digital del país.

Organizaciones de defensa del software libre han celebrado la medida como un hito para la soberanía tecnológica europea. Según expertos, este tipo de iniciativas ayudan a democratizar el acceso a la tecnología, empoderar a los ciudadanos y promover estándares más altos de transparencia y control sobre los datos públicos.

Por su parte, voceros de la industria tecnológica tradicional han manifestado preocupación por el posible impacto económico que pueda tener la medida en términos de licencias y servicios asociados, aunque han reconocido que la tendencia hacia la adopción del código abierto es cada vez más fuerte a nivel global.

Francia, con esta decisión, se posiciona a la vanguardia de un movimiento global que busca redefinir la relación entre el Estado y la tecnología. Más allá de los beneficios económicos, el país busca construir una infraestructura digital resiliente, ética y centrada en el interés público, con el objetivo de consolidarse como referente europeo en innovación abierta y gobierno digital.

Por: Pedro Alfonso Quintero J.

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